¡Por fin! Llevaba mucho tiempo pensando en esta tarta para el tercer cumpleaños de mi hijo mayor, pero hasta que no llegó el momento no sabía si lo podría hacer, ya que ese día no llegaba a casa hasta casi las diez de la noche, y al día siguiente tenía mi primer examen de inglés para sacarme el B1 pero ¡aquí tenéis el resultado! Es cierto que no me salió como pensaba, pero también, dadas las horas y que era la segunda vez que trabajaba con fondant ¡creo que no está nada mal!
Tuve que comprar bases para tarta, ya que era una locura pensar en hacer un bizcocho a esas horas y esperar a que se enfriara (imposible también el día anterior...)
Pero, desde luego no lo vuelvo a comprar hecho...el de chocolate bien, pero el otro, cuando intentaba untarle la nocilla se desmigaba y fue un completo empastre...a punto estuve de tirar la toalla del agobio que me entró...
¡Y aquí está el resultado final! Lo mejor de todo: la cara de mi hijo al verlo por la mañana y que, al final del día me dijera que lo que más le había gustado de su cumple era la tarta que le había hecho su mamá...¡Ays! ¡Qué pagada estoy! Además, pensé que, al ser bizcochos comprados no estaría muy buena, pero en la guarde fue un exitazo (y las sobras que se comieron en casa de mis padres también).
A la próxima la intentaré prepararla con más tiempo y a ver si me sale mejor. Y -aunque la parte del bizcocho ya he explicado que no la hice así- cómo no, recordar que la idea la cogí del blog Los manjares de Ana María, dónde os explica paso a paso cómo hacerla ;)
Me alegro un montón de que te animaras a hacerla!!!!
ResponderEliminarY lo mejor es la cara de los niños!!!
Mi hijo aun se acuerda de su Rayo Mcqueen...
Besotes y a por el siguiente reto...
Ana María
Sí! La verdad es que fue un curro, y eso que por tiempo no hice ni el bizcocho, pero es lo que tú dices, sólo por su cara vale la pena...
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